El micrófono, el oído de tu audiencia
El micrófono, el oído de tu audiencia
Una mañana en el trabajo, una de mis compañeras, al llegar, entró con cara indignada. Nos contó que camino a la oficina venía en un taxi y que el conductor tenía puesto un programa en la radio y nos dijo:
«Se me quedaron mis audífonos y tuve que escuchar el programa matutino que traía sintonizado el chofer en la radio del taxi ¡uf! ¡Qué experiencia!»
Al preguntarle a qué se refería, su descriptiva respuesta fue la siguiente:
«Los locutores del programa se expresaban con palabras muy desagradables. ¿Cómo es posible que en un medio de comunicación tan escuchado haya un programa tan vulgar a esa hora de la mañana? Recibían llamadas de la audiencia abundando en el tema tratado. Todos conversaban al mismo tiempo. Levantaban la voz para darse a escuchar y no se entendía nada. Uno hablaba, el otro también y no terminaban las ideas».
Mi amiga se sintió degradada y con vergüenza, pues otras mujeres que se unían a la conversación, hablaban de manera incorrecta y grosera. Es por esa razón que al escucharla, pensé sobre lo delicado que es tener un micrófono frente a ti en un medio de comunicación tan poderoso y masivo como la radio. Esa reflexión me trajo hasta aquí a compartir contigo este tema: «El micrófono es el oído de tu audiencia».
¿Es la persona responsable de lo que escucha? ¿Escoge escuchar un programa por su nivel de popularidad?
Considero que sí. Cada persona es responsable de lo que escucha o deja de escuchar. De lo que asume o deja pasar.
La realidad es que, lamentablemente, hay cientos de programas como el que escuchó mi amiga mientras venía en el taxi en el país, cuyo tema de entretenimiento es nocivo.
Así como el Yin y el Yang, principio filosófico del taoísmo, que explica la existencia de dos fuerzas opuestas en el universo: oscuridad y luz, hay programas que son así. Quiero destacar aquellos que son luz, cuya calidad en sus contenidos, su respeto a la audiencia y compromiso de crecimiento es encomiable.
Los medios de comunicación tienen una gran influencia en sus audiencias. Cada formato tiene sus particularidades y manera de compartir sus contenidos. ¿Te imaginas el poder que tienen las palabras y cómo pueden impactar al receptor que las escucha?
El tiempo en radio es fugaz, pero las palabras que decimos en ella se quedan con el receptor.
Si eres locutor, locutora, tienes una gran responsabilidad, un privilegio y también un gran compromiso con tu audiencia. Una gran cantidad de oídos que son sensibles, también emocionales, pueden ser reflejo de lo que consumen. Como los niños y algunas personas adultas, quienes aprenden por imitación, consciente o inconscientemente.
El micrófono es ese aparato que transforma las ondas sonoras en corrientes eléctricas para su amplificación, según la RAE, sin embargo, he escuchado de algunos de los miembros de mi equipo de trabajo, que siempre es bueno ver o imaginar que el micrófono es como el oído de la persona que nos va a escuchar.
Si eres oyente, te invito a que observes el contenido que consumes. Que encuentres la diferencia entre una buena información y otra que no lo es. Que seas consciente, que notes cómo tu comportamiento se ve afectado en línea de lo que escuchas.
«La radio afecta a la gente de una forma muy íntima, de tú a tú, y ofrece todo un mundo de comunicación silenciosa entre el escritor-locutor y el oyente». Marshall McLuhan, filósofo y comunicólogo.
Te exhorto a que formes tu propio criterio. Que puedas conectar mente y cuerpo para moverte en vía de tu bienestar que también puede influir en el de los demás y así puedas tomar la decisión de salir de la presión social y de estar en el círculo de «lo más popular». Lo que escuchas influye en lo que haces. Una cosa afecta a la otra.
La radio es un medio que requiere de planificación, organización, una programación diaria, con un guion cuidadosamente elaborado a la mano y con ideas terminadas. No se atropellan las palabras.
¿Cuál es nuestro deber como responsables del micrófono?
El buen locutor no vocifera para ser escuchado. No le grita a su compañero en cabina o lo interrumpe. No levanta la voz a su oyente. Ser un buen locutor es sinónimo de ser un buen comunicador que aporta con sus palabras, que deja buena energía y alternativas a la gente de cara a los hechos de actualidad y las informaciones que se estén compartiendo. Es una persona consciente del medio en el que está integrado, conoce el poder que tiene, sabe cómo usarlo y entiende que hay necesidad de voces que se expresen con claridad, suavidad, contundencia, lo que es crucial e importante para su audiencia. El locutor es un comunicador que debe ser impecable en su expresión.
Locutor, locutora, tu voz, tu tono, cada palabra que eliges tiene un impacto en quien te escucha. Mira a tu micrófono como el oído de la persona que te escucha del otro lado. Conversa con ella, háblale con delicadeza como si la tuvieras en cabina, de tal forma que jamás pueda olvidar quién eres y te recuerde positivamente, tanto, que quiera volver a escucharte.